Memoria y Promesa de la III República 14 de abril de 1998 / Pedro A. García Bilbao

Memoria y Promesa de la III República

Discurso en el Ateneo de Madrid. 14 de Abril de 1998

Muy buenas tardes a todos cuántos habéis venido a participar en este acto conmemorativo de la proclamación de la II República. Muy buenas tardes también a quienes han venido para comprobar cuantos somos y qué decimos los republicanos en esta jornada, que de todo hay como bien sabemos.

Quisiera dar las gracias a cuantos han hecho posible que estemos hoy aquí, a cuantos habéis venido y a cuantos habéis asumido el compromiso ciudadano de hablar en este 14 de Abril. Una fecha que no puede ser de evocación del pasado sino reflejo de futuro.

Quizás la mejor noticia que pudiera haber para nosotros los republicanos es que, mañana, los medios de comunicación de masas, se vieran obligados a tener que recoger los actos que, como el nuestro en el histórico Ateneo de Madrid, se han celebrado por toda España.

Quisiera emplear esta tribuna que la Docta Casa me ofrece para tratar de analizar la situación actual de la causa republicana en nuestro país y hacerlo, además, con plena libertad. Porque ya basta de callarnos, ya basta de contenernos en las tribunas y en los contados espacios públicos que nos procuramos a nosotros mismos en ocasiones cómo esta.
(Aplausos)

Deberíamos empezar por señalar el avance obtenido por los republicanos irlandeses…
(Aplausos)

…en su lucha por conseguir una República Irlandesa reunificada y socialista. Para tan ambicioso objetivo han logrado un modesto avance, pero ya es bastante: se ha reconocido ante el mundo entero que lo de Irlanda exigía aplicar los valores republicanos y los derechos humanos a una población sometida y hacerlo para tratar a la gente del Norte de Irlanda como personas, con independencia de su origen étnico, religioso o de sus ideas políticas, reconociéndose la situación colonial. Hoy es un día lleno de esperanzas en el Ulster y hacemos los mejores votos por ellos.

Y por cierto, respecto de esto del Ulster -como se le llama en los medios de comunicación- debe puntualizarse algo importante: el Ulster es ciertamente una provincia histórica de Irlanda, pero No es un territorio donde los protestantes probritánicos sean mayoría. El Ulster histórico fueron 9 condados y cuando se optó por dividir a Irlanda en 1921, Seis Condados quedaron bajo la dominación británica y otros tres – Donegal, Cavan, Monaghan – son hoy parte de la república de Dublín. Se dividió artificialmente esa provincia a su vez para asegurarse una mayoría electoral artificial totalmente y se condenó a más de un millón de personas a vivir bajo un régimen de terror, clasista y racista absolutamente atroz. Así que eso de que el Ulster es un territorio británico mejor vamos a dejarlo.
Por si fuera necesario demostrarlo todavía más, la Partición de la isla en 1921 fue un crimen monstruoso que engendró un estado terrorista que todavía colea. Hipócritamente los que volvían la cara hacia otro lado cuando llegaban noticias de la lucha por la dignidad del pueblo irlandés, hoy se alegran y dicen ¡qué gran noticia!

Irlanda es uno de las Naciones de Europa donde el valor de la palabra república más alto tiene su valor. Porque ser republicano en Irlanda es algo muy duro, muy difícil, muy sacrificado, por que tratar de vivir con dignidad de ser humano cuando campa la injusticia y el terror no es cosa fácil.

Debemos brindar aquí un recuerdo emocionado a los miles de voluntarios del Ejercito Provisional de la República que han sabido mantener viva la llama de la Resistencia y de la Dignidad en estos años. Sin su entrega no se habría logrado nada, sin la resistencia de estos años la Paz nunca podría haber llegado; muy especialmente queremos recordar a Bobby Sands, a Patsy O´Hara…

(Aplausos y numerosas voces de aprobación en la sala).

…y a los otros prisioneros muertos en Huelga de Hambre durante el gobierno de la señora Tacher.

De la grandeza moral de los republicanos irlandeses baste decir una cosa: su popuesta política de solución sólo pide Estado de Derecho, Plenos derechos civiles a Toda la Población -celtas o anglos, protestantes, católicos o ateos- con independencia de su origen o condición, y Libertad para decidir su propio futuro.

A esa utopía la llaman República. Y les basta con ese nombre, pues en él engloban cuanto tienen que decir en los demás ordenes.Nuestra solidaridad y nuestra simpatía es plena con ellos y así debemos decirlo bien fuerte.

Pero nuestra realidad española es otra.

Hoy es 14 de Abril. Os pregunto:

De nuestros políticos de izquierda o derecha

¿Quiénes hablan como republicanos? ¿Quiénes lo son?
¿Quiénes -y esto es aun peor- se comportan como republicanos?

Sin duda habría que aclarar primero qué entendemos por comportamiento republicano pero estaréis de acuerdo conmigo en que en la vida pública española falta la presencia tricolor.

Quienes son republicanos por exigencia de su ideología, ocurre con socialistas y comunistas, la revindicación republicana es, si acaso querencia individual, respeto intelectual o asunto personal como mucho. Los socialistas y comunistas, cómo colectivos políticos organizados, esto es, como miembros de sus partidos respectivos (PSOE y PCE) han abandonado toda práctica republicana hace mucho tiempo.

Por motivos distintos, por análisis diferentes, hasta es posible que por objetivos distintos, pero lo cierto es que hace ya muchos años que no se avanza ni un metro con su ayuda en la lucha por conseguir una República democrática y popular. El lastre del pasado -caso del PCE e Izquierda Unida- y los intereses del presente -caso del PSOE-, se lo impiden.

Quienes son republicanos por que no pueden ser otra cosa, pues les es consustancial, me refiero a los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, la incapacidad del conjunto de los españoles para forzar una salida republicana federal (sobre todo por la inexistencia de fuerza alguna de ese fondo en el ámbito estatal hoy en día) les ha forzado a adaptarse a la nueva situación.

Quienes critican hoy el nacionalismo catalán desde Madrid, olvidan que sin ellos los republicanos españoles no hubieran logrado sumar fuerzas suficientes para hacer bascular a la monarquía de Alfonso XIII. Cataluña y Valencia son, con diferencia, los territorios más republicanos -tricolores- de todo el estado español. La inexistencia de fuerzas republicanas en lo que se ha dado en llamar ámbito estatal deja a la periferia sin motivaciones o posibilidades prácticas de coordinarse para lograr un cambio de régimen que dé solución a la articulación de España desde sus nacionalidades.

Ciertamente buena parte de esos nacionalistas catalanes y vascos se han adaptado muy bien a la nueva situación y hasta muchos de ellos creen haber encontrado en la Transición, y la forma en que se gestó, una vía de solución a sus demandas históricas. El pragmatismo se impone: no van ellos a decirles a los nacionalistas españoles cómo deben actuar, si los republicanos españoles no fueron capaces de anular el veto que se les impuso en 1975-1978 ¿Iban ellos a apoyarles? Les era más lógico tratar con el nuevo rostro del poder central emergente, pues sería su interlocutor realmente existente.

Si la derecha nacionalista vasca y catalana colaboró de forma entusiasta con la Transición y el «pasteleo», no así el nacionalismo gallego, tan marginado y vetado como lo fuera el republicanismo español. Hoy, cuando un frente popular galáico como es el Bloque Nacionalista Gallego se ha convertido en el segundo partido de Galicia -el famoso sorpasso fue posible- tenemos a punto de lograr la hegemonía de la izquierda, en su ámbito, a una fuerza de izquierda no comprometida con la Transición, Antifascista y partidaria de la república; de la república gallega, ciertamente, pero qué duda cabe que para los republicanos federales españoles el avance de los gallegos es una excelente noticia.

La Esquerra Republica de Cataluña, una vez zanjado el secuestro por ciertos advenizos -¿he de pronunciar sus nombres?- ha demostrado mantener la continuidad histórica de su identidad y constituye un firme baluarte republicano. Catalán, faltaría más, pero si desde el ámbito estatal los republicanos con una visión federal del estado pudiéramos tenderles una mano Grandes cosas serían posibles.

Conviene aclarar algo. El poder central español es «nacionalista español» cuando trata con nacionalistas vascos y catalanes, no cuando se relaciona con el poder imperial de Whashington, con las multinacionales o con la Unión Europea. El nacionalismo español es un completo fracaso para todo lo que no sea domeñar la periferia.Observen la política europea del sr. Aznar. Es el simple instrumento de los Estados Unidos. Como lo fue la del sr. González.

Una República Federal Española lucharía por una Unión Europea Federal. Lucharía por una Constitución Europea y por unos Estados Unidos de Europa.

La República Española y Francia podrían constituir un eje europeo decisivo en muchos aspectos: en política cultural, en defensa de la identidad europea frente a la americanización, en política de defensa. Pero la España de Don Juan Carlos de Borbón está hoy tan postrada como lo estuvo la de hace un siglo. O poco menos.

El nacionalismo españolista imperante es un simple elemento de intoxicación; hoy se le manipula contra vascos y catalanes. ¿Podría el sr. Aznar proponer a las Cortes la exigencia de una retirada inmediata de las fuerzas norteamericanas en España y la salida de la OTAN y la formación de un polo europeo de defensa con control por el Parlamento de Estrabusrgo?
Quizás lo que debiéramos hacer es independizarnos todos: castellanos, vascos, gallegos, catalanes, todos; Liquidar el poder central y crear una República Ibérica o algo por el estilo.

Pero el problema pendiente de la reestructuración del estado cuenta con el veto heredado a la palabra federal y autodeterminación, así como a la palabra república. No digamos ya a la idea misma de República Federal.

He dicho que a los republicanos se les vetó en los años de la Transición.Es cierto. Y esto es más grave de lo que parece, pues no se trata de que hiciera el boicot a los exiliados republicanos, sus partidos o sus partidarios. No, lo que se vetó fue el recuerdo histórico de la tradición democrática española.
Debiéramos hablar del Gran Fraude de la Transición y de las características del Régimen de la Restauración borbónica en el que vivímos.

En la vida pública de nuestro país, en sus medios de comunicación de masas, en la televisión, en los periódicos y en las radios existen temas tabú: la naturaleza del Régimen de la Transición es uno de ellos y aquí radica uno de los elementos que hace de lo republicano una exigencia para los demócratas.No se puede afirmar alegremente que da igual la forma de gobierno, Monarquía o República,…
(Aplausos y voces de aprobación)

… siendo la existencia de democracia y libertades lo importante. Este tipo de discurso es uno de los legitimadores de la situación actual y no es anecdótico en modo alguno.

Nuestra flamante democracia es muy imperfecta; el poder con mayúsculas, el poder económico-financiero, militar y religioso tradicional, el heredero de los vencedores de la Guerra Civil y que desterró a la Democracia y la Libertad de España con su victoria, logró a la muerte del dictador establecer un Pacto de no agresión con buena parte de las direcciones de la oposición política a la dictadura.

La democracia española de la Constitución del 78 se ha construido en el olvido y aplastamiento del pasado democrático de la II República, en fomentar el sentimiento de horror ante el recuerdo colectivo de la guerra y desterrar el antifascismo como un valor positivo y básico para la convivencia en paz y libertad.

Democracia burguesa o democracia popular son conceptos que hoy considero deben ser redefinidos: los republicanos españoles no concebimos democracia sin libertades reales, sin división de poderes, sin libertad de expresión, sin un estado laico, sin acceso de todos los sectores sociales a la educación, a la información, al trabajo o a los medios para llevar una vida digna. Sabemos que una democracia republicana donde las diferencias de clase social lleven aparejadas mermas en el ejercicio de los derechos de la persona no es tal democracia sino una forma más elaborada de dominación. Hay alienaciones individuales que tienen un origen en formas de alienación colectivas, contra las que sólo se puede luchar colectiva, solidariamente.

El ejercicio republicano de la libertad se consiguió de forma revolucionaria. El estado republicano y la superación de la barbarie absolutista, el concepto de ciudadano, los derechos del Hombre se tuvieron que conquistar de forma sangrienta; ser sólo demócrata es bastante en buena parte del mundo donde la democracia no existe ni como concepto, pero no basta.
Ser demócrata consiste, entre otras cosas, en asumir que la libertad no puede perderse democráticamente ­votando, por ejemplo, qué dejamos de ser libres; eso es algo que no se puede someter a votación-, por que la Republica es algo que no puede estar en juego, pues la libertad de todos los ciudadanos ha sido una Conquista Irrenunciable:

La democracia que hoy vivimos, al basarse en una gran mentira, al basarse en el acuerdo con los viejos verdugos, necesita olvidar que la Libertad no es concesión del principe, o algo que llega de forma inaclarada. Somos una democracia imperfecta, por ello en primer lugar.

Francia, Italia, la misma Alemania, Inglaterra, esos países donde tanto nos gusta mirarnos, saben bien que la Libertad y la Democracia se conquistan. Y las luchas por tales conquistas forman parte de sus patrimonios colectivos. Valmy -donde los ejércitos revolucionarios franceses salvaron a la república-, es un referente imprescindible en la formación de cualquier joven oficial del ejercito francés. ¿Cuáles los de un oficial español?

El ejército español tradicional murió en la guerra civil. Después de 1939 se hizo lo imposible por hacer olvidar la tradición militar liberal y hasta republicana que también formaba parte del ejército español por muy en precario que fuera. Hasta un profesional como Valeriano Weyler fue condenado al olvido.

No quiero decir con esto que los valores republicanos franceses -del que el mito de Valmy es uno de sus mejores símbolos- sean revolucionarios en el sentido que se le otorga en la izquierda de raíz marxista o bakuniana. Sólo quiero recordar que en esos países están reconciliados con sus pasados, con su historia, han escogido en estas historias suyas aquellas partes que más les han gustado y construido con ellas su imaginario democrático. Y han escogido buena parte de sus paginas más democráticas. Han construído el pasado a su medida; como todos, diréis ¡pero qué diferencia con nosotros!Francia construyó la ilusión de haber luchado contra los nazis mayoritariamente, cuando se sabe que no fue así.
¡pero hoy en día en Francia se reconoce como un valor colectivo el antifascismo y se avergüenzan de la pasividad o complicidad de diversos sectores sociales y políticos con el gobierno de Petain! Incluso en la denostada Alemania conservadora de nuestros días hay legislación especial antifascista que intenta abortar el recuerdo del pasado nazi. Para qué hablar de Italia, donde pese al innegable peso del neofascismo, la Iglesia y la mafia (esto es, la democracia cristiana), existe algo que se llaman valores republicanos, una riquísima sociedad civil, pero, atención, Organizada Civil y Políticamente como en pocos sítios.

¡Qué podemos decir nosotros los españoles cuando ni un periódico de izquierda de alcance estatal tenemos!
Son todos estos países con democracias normalizadas tras la Segunda Guerra Mundial. Los tanques aliados aplastaron al fascismo y comenzaron sus Transiciones hacia la democracia en 1944 o en 1945. Los mismos tanques que luego respetaron a Franco.

¡Claro que son democracias imperfectas!
¡Por supuesto que se rescató a los fascistas que se pudo y se les lavó la cara incorporándoles al nuevo sistema!
¡Claro que sólo los grandes capitalistas son realmente libres y la mayoría de las poblaciones de esos países viven únicamente la ilusión de una democracia reflejada en las paredes de la caverna de Platón!
¡por supuesto que todo eso y mucho más!
Pero ocurre que en buena parte del planeta no es que se vea la ilusión de la realidad reflejada en una cueva, es que están a oscuras, directamente. Permítannos que las veamos con simpatía.
(Aplausos breves y risas en la sala)

(Volviéndose a la dirección del acto:
«Pido a la mesa que me avise si fueramos mal ya de tiempo»
a lo que se le indica que procure apresurarse)

La izquierda europea acepta plenamente la democracia formal. Lionel Jospin, tan denostado por la derecha española en estos días, tan incómodo para los socialistas españoles, dijo al poco de su victoria que la izquierda que él representa, quiere aplicar y desarrollar la utopía posible en las actuales circunstancias históricas. Algo así cómo un ejercicio; denme mayoría en el parlamento, unámonos a toda la izquierda en un programa común, pongamos el aparato del estado y todo su peso en la balanza de los intereses populares y si lo hacemos bien y hacemos ver que gobernamos para la Mayoría, la Mayoría nos apoyará; y si es necesario que los sectores de vanguardia de sindicatos, ciudadanos, partidos etc., nos empujen, critiquen y velen lo que haga falta para que no se falsee nuestra promesa.

Esta visión de la actividad política exige ver a la ciudadanía no como una reserva de votos, no como una masa informe, de la que se puede obtener la patente para desempeñar el gobierno a golpe de mass media y consultas electorales periódicas, para aplicar ese modelo expuesto por Jospin se exige ver al ciudadano como parte activa de su propia mejoría, de su propia liberación, como alguien con opinión informada, como un actor activo, no como un sujeto pasivo. Esto es lo afirmado por Jospin y parece que lo está practicando.¿Qué no puede, qué es mentira, qué no es más que pura fachada? Es posible, pero hasta ahora ¡Qué lección para la izquierda española!I ndalecio Prieto y Manuel Azaña estuvieron en esa senda hace muchos años. Juntos quizás hubieran podido empeñar al peso del estado republicano y a las organizaciones populares en una batalla por la transformación democrática de España que hubiera evitado la guerra civil y salvaguardado las libertades republicanas sin dejar de avanzar en lo social.
Pero eso no fue posible.

La derecha española actual supuestamente democrática es la heredera directa de los asesinos de la república. El PSOE actual no es, ni por asomo, heredero del partido socialista de Prieto y Largo caballero. Don Manuel Azaña y lo que él representó políticamente fue proscrito por completo en los años de la transición sin que hoy haya ninguna fuerza política con peso social en esa línea. Que no se engañe nadie.¿Nadie se ha preguntado por qué Jospin no ha venido a España todavía?

¿Será por qué es socialista y ni los socialistas del PSOE desean que cunda el ejemplo?Lo que los republicanos españoles quisiéramos es que fuera así. Lo que llamamos Las libertades, lo que quisiéramos es que esas libertades formales fueran plenamente Reales, sumar Democracia Económica a democracia Política, Pues No HAY UNA SIN LA OTRA,
(Aplausos)

No hay derechos políticos y derechos sociales, hay Derechos Humanos Integrales y la ilusión por plasmarlos en la realidad. Y para ello el camino es la unidad de acción basada en el diálogo público y los programas conjuntos de toda la izquierda digna de tal nombre, el desarrollo de la sociedad civil, el armarse ideológicamente, el auto-organizarse frente a la mentira oficial, el disponer de nuestras propias asociaciones, clubs, periódicos, partidos, sindicatos, desde abajo, hacia arriba.

Los republicanos españoles sabemos mejor que nadie que pasa cuando un país atrasado, que llegó tarde a todas las revoluciones y todos los desarrollos, donde los poderes tradicionales nunca fueron vencidos ni obligados a adaptarse por la fuerza a la democracia, siquiera la burguesa, cuando en un país así se pretende avanzar en el objetivo de lograr una democracia avanzada y se lesionan intereses de las clases poderosas.

Recuérdese siempre esto: No es posible avanzar en la lucha por más democracia, por plena democracia social y económica sin lesionar intereses de los poderosos. Por ello es básica la memoria colectiva, el recuerdo de los que ayudaron a construir con su sacrificio el presente de Paz y Libertad es el Cortafuegos número uno contra el fascismo o contra la regresión de las libertades.

En Francia, otra vez Francia, el 38 % de los franceses y francesas es partidario de ilegalizar al Frente Nacional de Le Pen. Porque para ellos el antifascismo es algo vital.

Una sociedad que olvida esos cortafuegos, que los destierra de su vida pública está siempre en el riesgo de caer de nuevo en la barbarie. Si dejamos que decaiga el antifascismo como un valor ciudadano la democracia no sobrevivirá; ni tan siquiera podrá profundizarse nunca. Las sociedades modernas, postindustriales, donde la opinión pública se crea en los grandes medios de comunicación de masas -controlados por quienes tienen el poder económico y el poder político en perfecta simbiósis- puede que no necesiten recurrir a la violencia abierta; hay multitud de mecanismos para adocenar las mentalidades. Nuestra propia sociedad lleva ese camino.

En la España de 1998, en la Segunda Restauración Borbónica, la realidad oficial y la realidad real son bien diferentes. Nuestra transición no empezó en 1944, ni en 1945, construyendo un pasado antifascista artificial.

Nuestra transición comenzó en 1975 cuando la muerte de un dictador anacrónico, le recordó al mundo occidental que la España que había estado a punto de ver una nueva revolución en 1936-39, y una revolución de nuevo tipo, estaba ahí otra vez.La Monarquía entonces, y ahora, fue la pieza clave para asegurar que cambiara todo menos lo fundamental. El rey por su condición de elegido de Franco y preferido de los norteamericanos, la Potencia exterior que dirigió -o intentó dirigir, con bastante éxito- la transición, fue el Hombre clave. Nada pudo haber hecho el ciudadano Borbón sin una clase política al servicio de la oligarquía que aceptará el reparto de nuevos papeles en la comedia que históricamente convenía ahora representar.

Y a esto se plegaron tanto el histórico PSOE como el histórico PCE, en una farsa que todavía continua.

En 1939 la retórica oficial franquista clamaba por el aplastamiento de la democracia liberal, de la democracia burguesa: lo que pudiéramos llamar la derecha o la izquierda democrática republicana que había intentado aliarse con la izquierda para sacar el país del atraso estaba tan en el punto de mira de los vencedores como la revolución.

Porque en España, ser republicano, con las derechas que tenemos en este país, ser un republicano avanzado avanzado, laico, y demócrata es y será siempre, ser un revolucionario.

La democracia española actual no podía admitir el pasado anterior a 1975 y las raíces democráticas anteriores. Decidieron inventarse a sí mismos.

No se podía recordar a la II república, ni la Constitución de Cádiz, ni la Gloriosa revolución de septiembre de 1868 que echó a Isabel II, ni podía recordar a Don Rafael del Riego, ni a las Doce Rosas, ni a Fermín Galán, ni a nadie, ni a nada que fuera un recuerdo de la España democrática, revolucionaria, liberal que había intentado en el pasado superarse a sí misma y convertir a u país atrasado en un país moderno.¡Esas raices no eran las suyas! La raíz de nuestra democracia es el agotamiento interno del fascismo y la necesidad de la oligarquía española de abrirse a los mercados europeo y mundial. La pieza clave que hace posible la comunión de Intereses no es otra que el Rey y la democracia limitada que representa.

Cuestionar la Monarquía no es, o no debe ser un simple problema estético intelectual, que también. Es, en nuestro caso histórico, cuestionar la forma de dominación que nos quita los instrumentos para convertir nuestra actual democracia formal en una democracia plena. Pues de eso se trata. Recuerden lo que exponíamos antes de Jospin.

¿Cómo van el partido Popular y Partido Socialista Obrero Español a defender políticas económicas y sociales realmente distintas? Son simples intermediarios entre el poder real del país y las clases populares. son los actores del sistema de la transición, son Cánovas y Sagasta en cutre, el nuevo turnismo llamado ahora bipartidismo, el viejo caciquismo renovado gracias al control de la industria de la comunicación audiovisual moderna.
El capitalismo español es raquítico y subsidiario del capital industrial extranjero; PSOE y PP difieren en sus tácticas y apuntan al electorado con discursos estupefacientes de diverso pelaje, pero sirven a intereses parecidos. El Partido Popular hace lo que hace merced a los años de tierra quemada del PSOE.

Con unos sindicatos amordazados por los intereses de su propia burocracia -comprada de facto para hacer posible la Transición-, con una sociedad civil raquítica tras 40 años de fascismo y más de una década de felipismo en el poder, sin medios de prensa alternativos ¡ni una cadena de radio, ni una televisión, ni un maldito periódico o diario de izquierda en todo el país! -Se dice pronto-.
¿pero cómo quieren ustedes que nos comparemos con los franceses, italianos o alemanes?
¿Cómo vamos a defendernos como sociedad frente a este aluvión?
La Monarquía no es neutral. Que nadie diga que es un tema secundario, poco importante. Es la pieza clave de la transición.

Conviene recordar que El ciudadano Borbón es un simple empleado de la oligarquía. Uno de lujo, claro. Él mismo es miembro de la clase dirigente, es un capitalista de notables recursos (su industria es algo peculiar, no muy usual) y defendiendo su puesto de trabajo defiende sus intereses como miembro de su clase. Si mañana hiciera como los anteriores miembros de la casa Borbón española, esto es, meter la pata, mangonear a unos y a otros, -recuerdese que Isabel II fue echada a patadas por enemistarse con la casi totalidad de las facciones liberales y se vió su salida como un gran alivio; o el más patético caso de Alfonso XIII, quien con su irresponsabilidad e infantilista proceder arruinó toda posibilidad de que el experimento de la Primera restauración pudiera estabilizarse- y provocar el deterioro de la imagen pública de la Monarquía y con ella del régimen de la transición, entonces el propio Rey sería expulsado por quienes hoy se amparan en la Corona como tapadera.

Si el mantenimiento de la Monarquía supusiera quiebra del consenso social básico que aguanta todo el sistema de nuestra imperfecta democracia, las mismas clases sociales que hoy le utilizan le dejarían caer. Aznar mismo, Fraga, González, cualquiera de ellos, le echarían a patadas.La conspiración republicanaSiendo 14 de Abril debemos hablar del estado de la conspiración republicana. Lamento tener que decirles que no hay tal conspiración republicana.

Otro asunto es que alarmados por la persistencia con la que un presidente del gobierno enfangado hasta el cuello en la corrupción y el crimen de estado se negó a dimitir o a ser sustituido -como pasaría en las democracias de nuestro entorno-, hubiera quien pensara que había que hacer algo, como por ejemplo coordinarse para criticarle en los medios de comunicación.. Tal fue su engreimiento, que llegó a someter a todo el tinglado de la transición a casi público análisis, al resistirse una y mil veces. Como efecto no deseable de su negativa, por supuesto. Lo cierto es que parece que dijo «O me voy por las urnas o de la Moncloa no me echa nadie-». Y para blindarse ante las presiones hizo gala de disponer de material comprometedor hasta para las más altas magistraturas del estado (esto es un eufemismo, por si no se han dado cuenta).

Estos últimos años han visto cuchilladas en las alturas. Nada nuevo; pero como por allá arriba hay un Rey cuya posición es sacrificable, pues su poder y posición se basa en la utilidad como pantalla que proporciona a las clases dominantes, se habló de conspiración republicana. Alguien debió decir, « si para salvarle el cuello al Borbón debemos poner en peligro todo el tinglado permitiendo que González con sus errores deslegitime todo el sistema ¡qué pase lo que tenga que pasar!-». No es de extrañar que alguien con alma de súbdito fiel cómo el sr. Ansón se horrorizara, para alguien así, lo accesorio -la Monarquía- es primordial y por ello decidió desmarcarse de los conspiradores y de paso desactivar las cargas de profundidad adosadas al Fortuna. Es tan absolutamente repugnante todo esto que es mejor dejarlo. Pero a los republicanos nos ofende que alguien mezcle la idea de república en un ajuste de cuentas entre los miembros de la clase dirigente y sus lacayos en el poder político.

Hoy es 14 de Abril de 1998.Los republicanos españoles somos pocos.
Estamos divididos.

Y buena parte de los que no lo están lo están de forma triste; por más que las banderas tricolores sean nuestro mejor bálsamo, no nos basta, queremos ser libres y críticos, poder hablar bien alto y siempre, conocer a nuestros compañeros, a nuestros mayores, a quienes anduvieron el camino antes que nosotros.

El caciquismo republicano también existe, no se extinguió en la Primera Restauración; por el contrario, con la lejanía de unos y otros, con la falta de diálogo, el caciquismo republicano, un cáncer desde 1874, reverdece. Si queremos mirar la realidad de cara debemos reconocer esto y plantarle cara. Ocurre que son más los republicanos que han formado parte de grupos republicanos que los que actualmente militan: y la gran mayoría ni tan siquiera lo han hecho nunca, salvo en sus vidas cotidianas, ni viven de la república ni de la esperanza de la república, ni de los despojos de la república como algunos ansían.

La gran mayoría de los republicanos lo somos por que forma parte de nuestra vida, de nuestra manera de vivir. En ello radica nuestra fuerza.
No en los aparatos de los partidos.
No en conspiraciones de salón.
Radica en nuestras vidas, en nuestro ejemplo.
En nuestra memoria colectiva.
Estamos muy abajo compañeros.
Desde aquí solo podemos subir. Son muy pocos los medios de los que disponemos, pero todavía tenemos nuestra condición de ciudadanos, de hombres y mujeres libres para pensar, para llamar a las cosas por su nombre.

Los republicanos españoles sean de izquierda o derecha, liberales, demócratas, socialistas o comunistas deben saber, es mi impresión y con esto acabo, que los partidarios de la república catalana, vasca, gallega o federal ibérica son sus aliados naturales. La cuestión nacional es la gran brecha del statu quo monárquico.

Nuestro objetivo como republicanos debe ser construir una gran fuerza social, la suma de millones de voluntades, de sentimientos, de intereses comunes, capaz de autoorganizarse y coordinarse; no es este un problema frio o burocrático. Allí donde estemos debemos vivir como republicanos, como ciudadanos de la república, que nadie diga que tenéis alma de subditos.

Actos como el de hoy, reuniones como ésta donde las discusiones y las palabras rebrotan en los corazones de todos al abandonar la sala son la semilla.¡Ánimo! ¡Viva el 14 de Abril! ¡Viva la Tercera República!(Aplausos y gritos de ¡Viva la república!)

Pedro A. García Bilbao

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