La legitimidad republicana debe inspirar la oposición al régimen español actual / Colectivo Al Servicio de la República ASR. Declaración de 25 de Mayo de 2017.

La legitimidad republicana debe inspirar la oposición al régimen español actual. ASR. Declaración de 25 de Mayo de 2017.

El Colectivo Al Servicio de la República basa su propuesta política y su desempeño ante los desafíos del mundo actual tanto en principios y valores republicanos como en el respeto a la legitimidad de la Segunda República que se proyecta hasta el presente y el futuro, pues nunca fue derogada legalmente. Esto es algo ciertamente difícil de aplicar dada la relación de fuerzas, pero sin duda es algo que se podría defender en sede parlamentaria si hubiera voluntad para ello y en calles y plazas por quienes se consideren republicanos. Lamentamos profundamente que fuerzas con representación parlamentaria y que se autocalifican de republicanos, hagan dejación expresa de su compromiso y callen o combatan la aplicación política de estos principios.

No consideramos legítimos el régimen español actual y su constitución, desaparecidas las instituciones de la IIª RE en el exilio, solo queda la actual legalidad, lo que como demócratas obviamente aceptamos, haciendo pleno uso de nuestro derecho a afirmar que la Transicion es para nosotros, el espacio de tiempo entre la disolución del gobierno en el exilio y la proclamación de la Tercera República Española en algún momento del siglo XXI.

No renunciamos por tanto a dejar en el olvido la legitimidad robada por el golpe, la guerra, la dictadura y por el régimen postfranquista actual, basado en una Constitución que al no derogar explicitamente la del año 31, reconoce en cambio su conexión fatal con la impunidad de la dictadura; el fin de la impunidad franquista implica necesariamente el fin del régimen del 79, motivo evidente de que, pese a la brutal contradicción que representa, Miguel Hernández, García Lorca, Blas Infante o los otros cientos de miles de represaliados por la dictadura, sigan siendo considerados a día de hoy unos criminales legalmente y, en cambio, sediciosos como Carrero Blanco, víctimas honorables protegidas por las leyes .

La Constitución de 1978 es, claramente, la última ley del régimen anterior,pues entró en vigor por la firma del segundo jefe de estado de la dictadura, el todavía vivo Juan Carlos Borbón y por tanto en disposición de ser puesto a disposición de la Justicia cuando se recupere plenamente la soberanía popular.

El referéndum de 1978 fue consecuencia obligada de las exigencias de la Ley de Reforma Política elaborada por las Cortes franquistas, las mismas Cortes que elaboraron la ley electoral vigente en 1977 y que ya previamente al modelo del 78, dispuso una estructura en dos cámaras, congreso y senado, apuntalaron la impunidad legalmente y dieron el testigo a los nuevos electos bajo esa misma legalidad.

La CE78 es claramente irreformable, y consideramos que cualquier debate en este sentido desde un punto de vista de izquierda y republicano o simplemente democrático, debe pasar por exigir la anulación de los referendúm franquistas que trajeron la monarquía, la declaración de nula por tanto de toda la parte de definición y forma de estado del actual régimen, la nulidad de la instauración de la monarquía y el paso a la presidencia de las Cortes de forma interina de la Jefatura de Estado, recuperándose así la legitimidad republicana, dando paso a un gobierno provisional de la República y la convocatoria, estabilizada la situación, de una convocatoria de Asamblea Constituyente, proceso en el cual la monarquía no podrá estar presente por sus crímenes contra la Nación y su carácter esencialmente contrario a los principios democráticos.

La lucha social y sindical por hacer frente a las agresiones del modelo neoliberal imperante en España y toda Europa, precisan para vencer o avanzar cambios en la relación de fuerzas, una batalla ideológica seria, una coordinación de frentes y poner a su servicio todos los recursos políticos, sociales y organizativos, este esfuerzo se simboliza a la perfección en el objetivo de la República como fin de la impunidad, verdadero punto débil del actual régimen.

Estas consideraciones son cuestión de principio, y entendemos que pueden y deben ser el punto de partida de todo intento de hacer política democrática y republicana en el mundo actual.

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