Comunicado. Ante las detenciones en Catalunya. Por elecciones anticipadas y un Frente Republicano/ Al Servicio de la República

La respuesta del reino de España a la acción de masas en Catalunya que ha desbordado civil y pacíficamente los límites del régimen del 78, está siendo la represión, reduciendo a un problema de transgresión de leyes lo que es un evidente problema político. La rotura del consenso político entre una parte de la burguesía catalana que fue cómplice necesaria para la transición y el mantenimiento de la impunidad franquista y los sectores defensores del poder central español ha derivado en un enfrentamiento frontal en el que lo que se plantea es la secesión de Catalunya. Este pulso no hubiera alcanzado el nivel de intensidad y reto al estado central si no se hubiesen sumado al independentismo el republicanismo catalanista y amplios sectores populares organizados por las CUP. El frente independentista se desborda incluso más allá de su estricto planteamiento nacional catalán, pues el rechazo al régimen es muy amplio entre una parte de la población. La existencia de una amplia base popular no debe hacer olvidar que entre las filas secesionistas hay sectores antipopulares, con un discurso clasista y etnicista que debe ser combatido sin dudarlo, igualmente se ha detectado la presencia de influencias globalistas neoliberales en el corazón mismo del movimiento independentista y del que tienen la obligación ineludible de desmarcarse los sectores de la izquierda independentista y los republicanos.

Ante el desafío catalán el poder central del régimen ha escogido el camino de la confrontación. El estado central se sabe fuerte por varios motivos: en primer lugar la no existencia de una verdadera oposición al régimen monárquico en el resto de España, en segundo lugar, el hecho de que el independentismo no cuestiona la legitimidad del Reino de España y su desafío se autolimita a negarse a que Catalunya forme parte de él, en tercer lugar, el reagrupamiento en torno a la figura de la constitución, el Rey y el orden legal establecido de partidos (PP; PSOE, Cs y otros) que sumados ofrecen una amplia mayoría parlamentaria, en cuarto lugar, un relanzamiento muy visible del nacionalismo español más reaccionario volcado abiertamente contra el nacionalismo catalán y toda disidencia al régimen del 78. También cuenta con apoyos internacionales derivados de la condición de socio estratégico clave en la UE, la OTAN y de los EE.UU. Pese a estas fortalezas, la simple existencia del proceso y los enfrentamientos han arruinado la imagen de la llamada «Marca España» como país democrático y no conflictivo, el relato de la «transición modélica» ha quedado destruido y se visualiza la existencia de múltiples contradicciones no resueltas.

En los últimos días se ha producido una escalada que ha llevado a unos a seguir adelante en su proyecto independentista y a los otros a cerrarse a todo diálogo y a aplicar los recursos legales y constitucionales que han llevado a empezar a aplicar acusaciones de sedición y a la aplicación de la posibilidad constitucional de suspender la autonomía catalana por la vía de los hechos, retirando competencias o incluso inhabilitando al Govern catalán.

Consideramos un grave error que no se cuestione la legitimidad de la legalidad que se está utilizando para reprimir la movilización en Catalunya. Los republicanos españoles hemos de alzar nuestra voz para recordar a todos que en la actualidad todas las víctimas de la dictadura, desde Companys a Blas Infante, Lorca, Miguel Hernández y cientos de miles de personas más, siguen siendo considerados como criminales, pues siguen siendo considerados como legales aquellos tribunales y sus sentencias y tanto la Ley de Amnistía, como la de Memoria —votada por IU PCE, BNG, PSOE y otros partidos— no cuestionan esa consideración. Debemos recordar a todos que la Constitución de 1931 nunca fue derogada legalmente y que, por tanto, las apelaciones de constitucionalismo del gobierno central y sus aliados tienen un grave problema de credibilidad. Lamentamos que nadie en las Cortes Españolas asuma esta contradicción y sea capaz de construir una oposición política al Reino de España y, lo que resulta incomprensible del todo, tampoco entre las fuerzas políticas catalanas si xceptuamos el Partit Republicá d´Esquerra (PRE).

Ha habido ya detenciones relevantes en las personas de los dirigentes de Omnium Cultural Y Asamblea Nacional Catalana (Jordi Cuixart y Jordi Sánchez), las dos organizaciones civiles que han llevado el peso de las movilizaciones sociales. En el Colectivo Al Servicio de la República no tenemos duda alguna que tales detenciones han tenido mucho de contenido político y no podemos menos que recordar están acusados de sedición estos dos ciudadanos, cuando cientos de los Guardias Civiles participantes en el golpe de estado del 23 de febrero de 1981 no fueron acusados y se reincorporaron a sus unidades sin sanción alguna. Ambos hechos, la no acusación entonces, y las acusaciones ahora, tienen una causa política sin duda alguna. Es por ello que con toda energía, exigimos la pronta puesta en libertad de los detenidos y expresamos nuestra solidaridad con ellos. Consideramos que les asiste el derecho democrático a defender sus ideas.

Los republicanos españoles no compartimos en modo alguno el secesionismo, es más consideramos un drama que se pueda llegar a una secesión efectiva, sería un escenario terrible para todos, para los catalanes y para los españoles, pues por separado seríamos todos más débiles ante los peligros del mundo actual. Sería algo equivalente a un desastre nacional, un nuevo 98, pero esta vez definitivo, escindidos en dos estados enfrentados entre sí y ninguno de los dos con capacidad para ser independientes de los poderes transnacionales.

Ante esta situación, en Al Servicio de la República consideramos que deben convocarse elecciones anticipadas en Catalunya y España, y que es preciso articularse políticamente en torno al objetivo de la REPÚBLICA ESPAÑOLA en alianza con la REPÚBLICA CATALANA y mediante la formación de un frente republicano en España y Catalunya que confronte con el bloque monárquico —llamado erróneamente constitucionalista— y mediante la derrota política y social en toda España permita recuperar la legitimidad republicana robada y el avance hacia una República libre y magnífica como expresó con esperanza en su proclama de 1934 y con la que nos sentimos plenamente identificados.

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