Ante el manifiesto militar franquista y el silencio de Defensa. Carta pública / Pedro A. García Bilbao

Ante el manifiesto franquista y el silencio de Defensa

Carta pública a la ciudadanía y fuerzas políticas y sociales

Exigimos al Ministerio de Defensa, la desautorización total del manifiesto franquista y condene la figura del ex-general Franco como incompatible con las Fuerzas Armadas de un estado democrático.

A 13 de agosto de 2018

Pedro A. García Bilbao

Apenas ser nombrada ministra de Defensa, Margarita Robles declaró que ese ministerio se ocupaba de una materia de estado, por encima de cuestiones de partido, y que por tanto la nueva administración procuraría continuar las líneas seguidas en ese tema por anteriores gobiernos. La defensa de nuestro país, nuestra seguridad última, nuestra independencia nacional y nuestro sistema de libertades justificaban, en las palabras de la ministra, esa visión de estado. Robles deseaba enviar un mensaje de confianza y seguridad.

Han transcurrido apenas dos meses. Cientos de militares retirados – y bastantes en la reserva- han estado suscribiendo un manifiesto público en donde defienden al ex-general Franco como modelo de militar y exigiendo respeto a su figura y expresando su rechazo a toda crítica al dictador y al previsto traslado de sus restos fuera del Valle de los Caídos. El manifiesto original fue sumando hasta la fecha 674 firmantes y de ellos 62 generales. Se da la circunstancia de que todos se amparan en su derecho de expresión, libre por su condición de retirados. En el texto explican que el a su modo modélico militar Franco, aceptó el mando ofrecido por sus compañeros ante la situación por la que atravesaba el país en 1936 en su muy peculiar punto de vista. Justifican en su escrito toda la trayectoria del ex-general y desde luego su responsabilidad y ejecutoria en el golpe de estado, la guerra y la posterior dictadura.

Los militares retirados que han suscrito el manifiesto han sido ampliamente invitados a participar en radios y televisiones al tiempo que la prensa escrita y digital les han permitido expresarse en profundidad. Todo ello en medio del absoluto silencio del Ministerio de Defensa, del gobierno, pero también de los partidos con representación parlamentaria.

Las protestas a tales manifestaciones y hechos han sido por parte de un puñado de periodistas, sin mucho acierto en sus argumentos por otra parte, pero sobre todo en las redes sociales a cargo de numerosos ciudadanos. Ha destacado especialmente la respuesta dada por un oficial retirado del Ejército del Aire, quien valientemente ha sabido alzar su voz y poner en su sitio a los que justifican el golpismo, la guerra y el terror. Un segundo militar se ha sumado pocos días después a la denuncia del manifiesto, así como algunos colectivos militares democráticos, pero es de destacar que ninguno de estos militares retirados de asociaciones democráticas ha sido invitado en los medios de comunicación a dar su opinión. Hemos de recordar que la Amnistía de 1977, que no cuestionaba la legalidad del régimen franquista, dejó fuera del ejército al puñado de militares antifranquistas y democráticos (UMD) que habían sabido comprometerse por las libertades contra la dictadura, sin que el régimen de 1978 les haya ofrecido después nada, salvo destierro profesional y olvido. Vemos hoy las consecuencias de tal injusticia.

Hay aquí una cuestión muy sencilla, aunque no por ello menos grave.

Si el ex-general Franco -fue destituido de sus cargos y posición por Orden Ministerial el día 22 de julio de 1936-, es un ejemplo de lo que ha de ser un militar de honor y profesional, es de suponer que lo del ejemplo incluye asumir la responsabilidad de decidir cuando dar un golpe de estado y llevar el país entero a una guerra y a una dictadura, si la situación lo vuelve a requerir y sus compañeros le entregan el mando como expresan en su carta. En otras palabras, los españoles de 2018 debemos estar contentos de que estos militares tengan a bien no considerar la situación de España en la actualidad como algo que al menos todavía no justifique su intervención. Una intervención en la que el estar retirado no supone diferencia alguna si recordamos la identidad de algunos de los golpistas de 1936, igualmente retirados. Lo que convierte en algo terrible estas “opiniones” es el hecho innegable de que quienes se mantuvieron leales a la constitución en su momento y acabaron asesinados, son considerados legalmente todavía como rebeldes y sus ejecutores militares, “modélicos”. Los firmantes del manifiesto nos están perdonando la vida a todos.

El Ministerio de Defensa, a lo que se ve, nada tiene que decir. Debe formar parte de la política de estado y de la necesaria seguridad y confianza, el que modelos de militar como Franco sean defendidos públicamente por parte de cientos de militares retirados. Escudarse en el hecho de la libertad de expresión de los declarantes es un engaño. Si los firmantes tienen derecho a dar su opinión, muchos consideramos que la Ministra de Defensa tiene la obligación de hacer una declaración pública dejando muy claro que el haber sido un traidor a la constitución y un perjuro al juramento de fidelidad al régimen legal y democráticamente constituido, no puede ser tomado como modelo de nada por un militar honrado y digno de tal condición.

Defensa calla. El gobierno calla. Los partidos parlamentarios callan. El retirado general Rodríguez, el militar retirado quizá con más proyección pública y política en la España actual, calla. Todos callan.

Y desde luego, el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, Su Majestad el Rey Felipe VI, calla. No parece que la Casa Real vaya a hacer una declaración pública dejando claro que un traidor y responsable de un golpe, una guerra y una dictadura construida sobre un monstruoso baño de sangre, no puede ser considerado modelo para un militar honrado y un ejército en un país democrático y decente. Es evidente que debería hacerlo. Sinceramente, no lo entiendo, es muy difícil de comprender, si en su condición constitucional de jefe de las Fuerzas Armadas y en unión al gobierno y el Ministerio de Defensa respondiera como debe, incluso quienes no somos monárquicos ni sospechos de serlo, tendríamos que apoyar su toma de posición en esto. No lo han hecho y no lo van a hacer a lo que parece.

Pero si quienes tienen la responsabilidad legalmente callan, los ciudadanos tenemos la obligación moral de alzar nuestra voz. No es cuestión de siglas, de partidismo o de facciones, es decencia pública, es de honradez moral que obliga aunque situarse públicamente nos marque, es cuestión de estado, estado democrático desde abajo, desde la ciudadanía, no se puede quedar uno callado ante esta última humillación colectiva.

Debemos exigir públicamente una declaración pública del Ministerio de Defensa aclarando que el ex-general Franco fue un traidor y un criminal, indigno de vestir el uniforme de España y que quienes hoy defiendan su figura y proceder, desde cualquier punto de relación con los ejércitos, se situan fuera del margen de la sociedad y la legalidad democrática.

Es necesario dejar las cosas claras. Los honores a la deslealtad y el crimen convierten un ejército honrado en un grupo de facciosos, esto no puede quedar sin respuesta.

Quienes en estos momentos callen ante esta situación, lo que están haciendo es apoyar con su silencio el manifiesto franquista.

Pedimos a toda la ciudadanía y a todas las fuerzas políticas y sociales que exijan al Ministerio de Defensa, la desautorización total del manifiesto y condene la figura del ex-general Franco como incompatible con las Fuerzas Armadas de un estado democrático.

Firmado:

Pedro A. García Bilbao

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