El rayo que no cesa / Plataforma de estudiantes URJC Pro-referéndum Monarquía-República

El rayo que no cesa
“La juventud siempre empuja, la juventud siempre vence.” -Miguel Hernández-

Plataforma de estudiantes URJC Pro-referéndum Monarquía-República

El próximo 31 de enero tenemos una cita con las urnas en la Universidad Rey Juan Carlos para decidir sobre el modelo de Estado. Todos los campus de la Universidad, donde podrán votar profesores, estudiantes y personal administrativo y de servicios, acogerán esta cita desde las ocho y media de la mañana hasta las nueve de la noche, momento en el que comenzará el recuento. Este proceso, organizado y promovido por la unión de estudiantes en torno a la plataforma “Referéndum URJC”, no ha sido en ningún momento una cuestión de siglas políticas ni de intereses individuales, sino de justicia democrática. Los referéndums sobre la monarquía vuelven a escena en este 2019, con la intención de seguir desbordando expectativas y despertando ilusiones. Con su celebración, la URJC inaugurará la ola de convocatorias que se prevén para este año. Ya son más de treinta universidades públicas del Estado español las que se han unido a esta iniciativa, que aboga por el derecho a decidir algo que se nos dio impuesto. Además, estas reivindicaciones no se están dando únicamente dentro de nuestro país, ya que asambleas de organización de los referéndums están trabajando también en ciudades europeas como Londres, París o Berlín.

No podemos permitir que caiga en el olvido la vinculación monárquica al paquete constitucional durante la Transición sin posibilidad de debates ni de decisiones colectivas. Ni tampoco que se olvide cómo Franco dejó todo “atado y bien atado” en la sucesión a la jefatura del Estado y el régimen franquista. Nunca se contó con la ciudadanía para decidir algo tan trascendental como el modelo de Estado y creemos que, pasados más de cuarenta años desde que el franquismo terminó en España, es hora de que decidamos si queremos una Monarquía o una República. Además, el carácter obsoleto, antidemocrático y patriarcal de la monarquía española, salpicada constantemente por escándalos de corrupción, agrava más si cabe la necesidad de realizar una consulta que permita a la ciudadanía elegir. Lo que pretendemos con estas consultas es cuestionar lo que parece inviolable y abrir una profunda brecha que conduzca a nuevos caminos necesarios de pisar. Pensamos estos referéndums como el primer paso que produzca un efecto dominó para abrir las puertas a la transformación del sistema de privilegios de unas élites que se ha normalizado desde el año 78.

Somos conscientes del carácter simbólico de nuestra consulta y, por eso, nuestro principal objetivo es poner en el centro la participación popular y el debate colectivo, utilizando las herramientas democráticas existentes y organizándonos desde abajo, mediante asambleas colectivas. Creemos que, como comunidad universitaria, debemos luchar por lo que consideramos justo. La juventud tiene que ser el sujeto de esta lucha, libre de miedos y de resignaciones sobre un futuro incierto y precario. Para esto contamos con el mejor espacio posible: la universidad, cuyo fundamento crítico queremos recuperar tras verlo minado por los constantes ataques a la educación pública (LOMCE, plan Bolonia, 3+2, formación del estudiantado al servicio del mercado…).

Celebrar un proceso consultivo en forma de referéndum en la URJC es un acto de justicia poética, pero también de salud democrática. A día de hoy, no es permisible que una institución pública y autónoma lleve el nombre de Juan Carlos I de Borbón. En primer lugar, porque el rey emérito no ha representado nunca a la totalidad de los españoles. Su forma de vivir y sus actos no son ejemplo, en ningún caso, de algo aceptable o digno. Poner el nombre de una persona que sólo ha vaciado la identidad de un país, que ha tejido una red de negocios al margen de la ley y que se ha llenado la boca de patria, cuando en realidad no conoció otra cosa que el dinero y el buen vivir, a una organización que se presume como centro formativo integral de futuros ciudadanos deja en una posición muy dudosa a quienes toman las decisiones en este país.

La URJC ha ocupado portadas, generalmente con malas noticias. Los y las estudiantes no podemos permitir que nuestra educación quede denostada por el comportamiento de unos pocos. La universidad trasciende las decisiones tomadas en los despachos, va más allá de la compraventa de títulos, está por encima de la endogamia. Este espacio debe llenarse de todas las que construyen, día a día, la universidad. El reciente informe de DYNTRA, que sitúa a la URJC como la más transparente de Madrid, dice al mismo tiempo que no llega a niveles aceptables de participación y colaboración ciudadanas. No existen herramientas que permitan al alumnado participar en los procesos de toma de decisiones, no se publican las propuestas de los alumnos para que se deliberen públicamente, no hay publicaciones que permitan rendir cuentas con el Rector de cara a sus promesas electorales y no existe una herramienta efectiva de petición a los órganos de gobierno de la universidad. Es hora de transformar esta realidad.

Es pertinente, también, el cambio de nombre de esta institución. No hay ninguna universidad pública con nombre de mujer, cuando, sin lugar a dudas, ellas han hecho más por la educación pública que cualquier rey. No es accesorio, sino perentorio, por una cuestión de justicia histórica. La figura de la maestra debe alzarse por encima de las voces patriarcales que pretenden desvirtuar movimientos tan potentes como el feminismo. La rigidez con la que algunos sobreprotegen la figura del monarca debe ser derribada por focos de resistencia tan vivos como el republicanismo y el feminismo, ambos inextricablemente ligados. No se nos ocurre mejor forma de llevar esto a la realidad que organizar un gran referéndum que cuestione sobre el modelo de Estado y sobre el nombre de nuestra universidad.

Por todo esto, convocamos a la comunidad universitaria a las urnas y hacemos un llamamiento a la implicación, no sólo del estudiantado sino de la ciudadanía en su conjunto, para combatir y revertir la actualidad que estamos atravesando. Dejemos claro que, mientras esta situación perdure, no pensamos callarnos, seguiremos luchando unidas hasta transformar el mundo. Porque, como dijo Miguel Hernández, “la juventud siempre empuja, la juventud siempre vence”. Seremos el rayo que no cesa.

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